El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Tuesday, February 28, 2006


El gran desierto

Estaba escrito que yo debía permanecer fiel a la pesadilla de mi elección.
Joseph Conrad.
El corazón de las tinieblas.

George Clooney está de actualidad en estos días por "Buenos días y buena suerte", en la que nos cuenta como un grupo de personas -encabezados por el periodista Edward Murrow, lucharon por devolver su sentido al sueño americano. En 1992 James Ellroy, que ya había alcanzado el éxito con la Dalia Negra, aprovecho el crédito obtenido para contarnos una historia mucho más oscura, pero complementaria del anterior: el cómo un grupo de hombres fue capaz de destrozar ese sueño para conseguir su pedazo particular, innegociable y egoísta del mismo.


El gran desierto nos cuenta la historia de tres hombres y sus motivos para participar en la ofensiva anticomunista: Danny Upshaw, un joven detective de la oficina del Sheriff de Los Angeles, que acepta infiltrarse en los círculos comunistas de Hollywood a cambio de investigar una serie de asesinatos de homosexuales; Malcolm Considine, un detective que llevará el mando de la investigación anticomunista con el fin de ascender socialmente y arrebatar a su mujer la custodia de sus hijos. Y por último "Buzz Weeks", un oscuro ex-policía, que alquila sus servicios tanto al millonario Howard Hugues como a Mickey Cohen, jefe del hampa de los Ángeles.

El sueño americano se convertirá en pesadilla cuando Upshaw se vea obligado a seducir a Claire de Haven, una seductora actriz sospechosa de filocomunista que sacará a la luz un vergonzoso secreto del agente. Y mientras Mal Considine se enfrenta a los brutales métodos de Dudley Smith, el policía más temido de Los Angeles, Meeks se ve envuelto en una relación suicida con Audrey, la novia de Mickey Cohen. Finalmente, todo la investigación deriva en una trama en la que ninguno tendrá las mas mínimas probabilidades de seguir con vida.

Ellroy vuelve a fijar su atención, morbosa y obscena, en crímenes sexuales rodeados de multitud de detalles escabrosos: canibalismo, incesto, homosexualidad (en una sociedad como la norteamericana de los 50). Pero a diferencia de lo que hacía en la Dalia Negra, no lo hace para escarbar en las obsesiones de los protagonistas; o al menos , no es éste su propósito último. El autor lo que pretende es mostrarnos como las ansias individuales de gente aparentemente honrada fueron utilizadas como catalizador para el ataque más despiadado hacia los sectores progresistas de la sociedad. En la novela podemos ver cómo las autoridades, los grandes capitales (personificados en H. Hughes) e incluso el mundo del crimen organizado unieron sus fuerzas, cada uno por sus propios y particulares intereses, contra la izquierda liberal de Hollywood.

Izquierda que tampoco sale bien parada del escrutinio de Ellroy, que la retrata como formada en su mayor parte por aburridos millonarios e ingenuos militantes, que creían poder estar a salvo gracias a las libertades civiles norteamericanas. Sin poder o querer ver que eran los teóricos guardianes de esas libertades los más predispuestos a su persecución.

Lo más llamativo del argumento de la novela es ver como los personajes más rectos moralmente, Considine y Upshaw, no tienen excesivos reparos a la hora de aceptar su misión. Cada uno tiene sus propias debilidades (su hijo en el Caso de Considine y su condición sexual en el caso de Upshaw), debilidades que los dos utilizan como asidero y justificación para la misión que tienen; una misión que les obliga a sacar la peor parte de sí mismos. Pero Buzz Meeks, el personaje en principio menos atractivo del trío protagonista, termina revelándose como fascinante.

Ello se debe a que que Meeks es un hombre completamente corrupto; un antiguo agente de narcóticos, licenciado con deshonor, que se dedica a ejercer de alcahuete de Hugues y de matón de Cohen, el "padrino" de Los Angeles. Meeks se enrola en "la caza de brujas" por una razón pura y simple: dinero. Pero la presión se acumulara por todas partes sobre el: una relación con la
amante de su jefe que puede llevarle a la tumba; una serie de pistas que parecen conectar la serie de asesinatos de homosexuales con la investigación política; y la amistad con Considine y Upshaw, tal vez la única sincera que ha tenido en su vida. Y ante este presión, Meeks carece de un ancla, a diferencia de sus compañeros, por mucho que la de ellos esté lejos de justificar moralmente sus acciones. Y esta presión, sumada a la conciencia largamente adormilada de sus anteriores desmanes, termina convirtiéndole en el personaje más interesante de toda la novela

La visión de Ellroy, al final de la lectura, nos aparece muchísimo más pesimista que en "La Dalia negra". Si en ésta, el autor dejaba un resquicio de esperanza para los protagonistas principales, en "El gran desierto", el camino de los personajes termina conduciendo a la nada (el título original de la obra es "The big nowhere", "El gran vacío"). Una nada que es en unos casos la negrura de la tierra encima de una tumba. Y que en los más afortunados, nos es más que el camino mas allá de los focos de un automóvil. Escapando de la oscuridad para entrar en el vacío.

Sunday, February 26, 2006

El último "crooner"

Aproximadamente desde finales de los 80, la industria discográfica norteamericana ha pujado fuerte por la recuperación de la figura del "crooner". Si, del tipo de cantante estilo Frank Sinatra, Dean Martin o Bing Crosby. Del que uno se imagina o recuerda cantando almibaradas canciones rodeado de una orquesta en películas musicales de los 50. El éxito de las bandas sonoras de películas como "Algo para recordar" o "Tienes un e-mail", que incluían viejas y nuevas versiones de standards -así llaman allí a estas canciones clásicas- como "it had to be you", "Don't Get Around Much Anymore" o "A wink and a smile", hizo que toda la maquinaria publicitaria y artística de las "majors" discográficas se volcara en artistas como Harry Connick Jr o el mucho más reciente Michael Buble.

Prueba de que este esfuerzo no tuvo los frutos deseados es que, hasta su muerte a los 88 años, fué siempre el anciano Frank Sinatra el artista que logró acceder más frecuentemente a los "charts" de los discos más vendidos. Así, tanto con sus discos mas modernos (y flojos, como las dos ediciones de "Duets") como con muchas de sus viejas canciones - ahí está el éxito, parece que intemporal, de "Something Stupid"- "la voz" parecía resistirse y ser inmune a las tentativas de sus rivales más jovenes por destronarle de las listas de éxitos. Y aunque se puede no estar de acuerdo con esto, no cabe duda de que iniciativas como las del ya mencionado Michael Bublé, que ha lanzado un disco "a medias" con Sinatra, dejan bien claro que el peso del italoamericano parece ser demasiado fuerte todavía hoy, 8 años después de su muerte.

Con la muerte de Sinatra en 1998, parece que el camino quedaba libre para todo ese grupo de jóvenes solistas en su carrera por alcanzar el puesto de "Crooner del siglo XXI". Sorpresivamente, este puesto ha sido alcanzado, sin discusión posible, por un viejo rockero, británico, para mas señas. Todo un insulto y, al mismo tiempo, una lección para los intérpretes norteamericanos de canciones de siempre; su nombre: Rod Stewart.

Es imposible negar que cuando, en 2002, Stewart lanzó la primera edición de "The Great American Songbook", el disco tenía toda la apariencia de ser el enésimo canto del cisne de su carrera musical. Carrera que desde los ya lejanos éxitos de "Da Ya Think I'm Sexy?" o "Baby Jane", allá a principios de los 80, llevaba casi dos décadas completamente estancada en reediciones de sus viejos éxitos o versiones de otros grupos. Y que sólo había logrado brillar ocasionalmente acompañada de otros artistas como Sting y Brian Adams, o Tina Turner ("It takes two").

Es innegable que en el plano técnico, Stewart supo rodearse de un magnífico grupo de profesionales , que incluyen a Clive Davis o Phil Ramone en la producción. Pero seguramente con lo que nadie contaba es con la increíble combinación que suponen todas aquellas míticas melodías -inicialmente ideadas para voces mucho más suaves- con la voz aguardentosa y rota del cantante de origen escocés. Así, éxitos intemporales del standard norteamericano como "It had to be you" ó "The way you look tonight" adquirían en la voz de Stewart unos matices que no fueron aprobados por gran parte de la crítica, pero que el público medio acogió sin reservas. La época elegida para el lanzamiento del disco, las navidades, fué también un factor determinante para la fantástica acogida del mismo.

Para desesperación de la crítica mas purista, el equipo ha vuelto a reunirse otras 3 veces más; cada una de ellas, además, superando el éxito de las anteriores, hasta el punto que la 3ª edición, "Stardust ... The Great American Songbook Volume III", lanzado en 2004, le valió a Stewart su primer nº 1 en las listas norteamericanas después de 25 años, y vendió nada más y nada menos que 200.000 copias en su primera semana. Todo un hito en un mercado hipercompetitivo como el de los USA, en que superestrellas del calibre de Robbie Williams buscan todavía su sitio.

Personalmente, pienso que, a partir de la 2ª edición de la serie , titulada "As Time Goes By ...The Great American Songbook Volume II," , ésta ha ido bajando progresivaamente en calidad e incluso interés. Hasta el punto de que el último volumen aparecido, el 4º, es prácticamente una colección de "duetos" -Chakha Khan, Elton John,Diana Ross...- Aún así, toda la colección es una oportunidad inigualable para aquellos que, como yo, son relativa o totalmente desconocedores de todas esas canciones de Cole Porter, Irving Berlin,...muchas de ellas, canciones que probablemente habremos oído alguna vez en los musicales de Fred Astaire o Gene Kelly, o en las películas arriba mencionadas.

Dado el interés que reúnen todas las canciones la verdad es que recomiendo disfrutar toda la colección si bien, como he dicho, tal vez sea para mí la 2ª edición la de más calidad de toda la saga. En ella brillan con luz propia "Time after time", "Crazy she calls me" y, sobre todo "Bewitched, Bothered & Bewildered" , un magnífico dúo con Cher en el que ambos realizan un "tour de force" de lo que debe ser una intepretación a dos. Pero incluso en el 4º volumen, el último aparecido, y pese al tufillo a repetición y fórmula que empieza a notarse en el invento, uno encuentra áun pequeñas joyas como "Nevertheless", una divertida canción con la que uno se imagina al Rod Stewart de siempre: cantando con la corbata desabrochada y una copa semivacía en la barra de un bar. No es blues ni rock. Pero sigue siendo Stewart.

Temas preferidos:
-The great American Songbook
That Old Feeling (con Arturo Sandoval)
It Had to Be You (feat Michael Brecker)

-As Time Goes By ...The Great American Songbook Volume II
Time after time
Bewitched, Bothered & Bewildered (con Cher)
Crazy She Calls Me

-Stardust ... The Great American Songbook Volume III
But Not For Me

-Thanks for the memory...The Great American Songbook Volume IV
I Wish You Love
I've Got a Crush on You (con Diana Ross)
Nevertheless
You Send Me

Thursday, February 23, 2006


Se armó el belén
La bomba tenía que estallar en algún momento en la blogosfera, y eligió ayer el día para hacerlo en forma de demoledor post en La Petite Claudine. Más allá de las intenciones de su autora -en un justificado alegato para defender su privacidad e intimidad-, la cosa derivó en un espectacular intercambio de opiniones, pareceres y algún que otro exabrupto acerca del ligue nocturno en los bares. El número de comentarios nos da ya una buena idea de la cantidad -e intensidad- de gente aludida. O molestada, e incluso cabreada. Trolls aparte.

La verdad es que el tema se las trae. Yo mismo estuve a punto de comentar el asunto, con ocasión de la desgarradora llamada de auxilio de Sergio Holmes. Y me rajé. ¿Por qué? Por que creo que el tema de nuestro comportamiento en las noches de ocio toca demasiadas sensibilidades, algunas incluso que ni siquiera estamos seguros de tener. Tendríamos que hacernos demasiadas preguntas: cual es nuestro propósito al salir de copas... o cual creemos que es nuestro propósito, y si hay alguno más escondido. Preguntarnos por qué nos arreglamos como lo hacemos (¿nos gusta mirar?¿que nos miren?), si es correcto mirar a la gente que nos interesa en estos sitios, aún más interrogarnos sobre si es necesario abordar a esta persona, en el caso de que seamos nosotros los abordados, preguntarnos por nuestras reacciones...El follón está servido.

Personalmente, mis noches de canalleo son bastante tranquilitas. En principio uno sale sólo por ver a los amigos, con los que es bastante difícil quedar los fines de semana. Pero no voy a negar que si veo a una chica que me atrae, no me es indiferente. Aunque mis reacciones se limitan a un par de discretas miradas, generalmente por respeto a la persona en cuestión. Que, pese a lo que uno pueda presuponer a esas horas y en estos ambientes, no es cuestión de hacerse el pesado.

Lo que uno no puede negar es la sensación de cierta incomodidad que me ha asaltado siempre que alguna chica se ha puesto a entablar conversación conmigo, incluso en las ocasiones en que esa persona me resultaba atractiva. O sea que, si en la mejor de las situaciones, uno no termina de encontrar una actitud del todo relajada, se comprenden hasta cierto punto la actitud del genero femenino cuando el interlocutor no atrae, o se pasa de rosca.

Al final, lo poco que me que da claro tras todo este fenomenal lío, es que las relaciones hombre-mujer están mas difíciles que nunca. Y que el fenómeno de las relaciones sábado-noche está más que muerto. Ya sea por el miedo (a las ETS, a los "grillados"), o por que el fenómeno en cuestión siempre ha sido un mito, salvo para gente y ocasiones muy concretas.

Y que si cada vez más gente prefiere gastarse tiempo y dinero en conocer, a través de Internet, gente (a la que no puede, en un primer momento, ver, ni escuchar, ni cotejar sus reacciones, ni saber si miente o no) a entablar conversación con una persona de carne y hueso que está a su lado en un bar, es que algo falla, y mucho, en la comunicación entre las personas. Pero cest la guerre, ¿no?

Wednesday, February 22, 2006


Máscaras


Por lo que tengo entendido, en el antiguo teatro griego, máscara equivalía a persona. Es decir, que el propósito de la mascara no era ocultar la identidad de su portador, sino todo lo contrario, la de mostrar los rasgos emocionales propios del personaje representado. Así que, entonces, si uno decide ocultar su personalidad tras una mascara...

Ups, perdón, pero todo esto venía a cuento de mi visita al blog de LazyGirl. Un blog emocionante, sentido (detrás del que seguro está una persona maravillosa), una especie de jardín de cuento de hadas, que uno se imagina poblado por elfos, hadas, mariposas...Que hace unos años me hubiera producido grandes sensaciones . Pero que hoy, sólo me ha producido admiración. Que no es poco, pero no es suficiente. Y el problema,como podréis comprobar si lo visitáis, no está en el encantador rincón de nuestra amiga.

Hace mucho tiempo decidí cubrirme con una máscara, la del cinismo y la ironía. La manera que había tenido hasta entonces de tratar a la gente en general me trajo demasiadas decepciones, así que cambié casi toda mi personalidad. Reservé, eso sí, un pequeño pedazo de mi yo anterior. Lo hice por si alguna vez valía la pena volver a rescatarlo por alguien. Por fortuna no me guardé para mi solo ese resquicio de alma; lo compartí sólo con mis amigos y mi familia, aunque compartir algo tan pequeño con tanta gente lo desgastó por completo. Así que me convertí en una persona en mi interior, y otra en el exterior...Pero debe ser que las máscaras tienden a fundirse con la piel; así que cada vez me costaba menos utilizar mi máscara, hasta que un día se convirtió en parte de mí.
Y desde entonces, las escasas veces en que tengo valor para pensar en lo que soy, me pregunto si sigue habiendo esas dos partes; y si es así, si las dos son auténticas o una -cualquiera- es fingida. Y la eterna pregunta es... ¿qué nos define como personas?¿nuestros actos?¿nuestros sentimentos? Y finalmente dejo de pensarlo, por que no encuentro ninguna respuesta.

Dicen que hacerse mayor es hacerse más sabio. Sólo sé que, cuanto mayor soy, más preguntas tengo y menos respuestas hallo.

Tuesday, February 21, 2006



El cine de Tony Scott (I): desembarco en América.
Esta serie de posts está gentilmente dedicada a REFO.

Produce cierta sorpresa, al repasar la filmografía de Tony Scott, enterarse de que el primer proyecto que este ideó al llegar a Hollywod fue... "Entrevista con el Vampiro". En efecto, después de haberse fogueado como autor publicitario en la empresa de su hermano, la Ridley Scott Asociates, el pequeño de los Scott desembarcó en Los Angeles con la idea de realizar una adaptación de la famosísima novela de Anne Rice. Sin embargo, la MGM, que no poseía los derechos de la novela, convenció al director para realizar una adaptación de otra obra situada en el mundo vampírico: "The Hunger" ("El ansia"), de Whitley Strieber, autor mucho menos remiso que la autora de Luisiana a la hora de permitir adaptaciones de sus obras.

Pese al extraordinario trabajo que Neil Jordan realizó adaptando la primera de las "Crónicas Vampiricas", uno no puede por menos que preguntarse el resultado que habría conseguido un Tony Scott desatado y en estado puro,recién aterrizado en el mundo del cine como es el de "El ansia", en el que los enfermizos tonos ocres y rojizos de la fotografía de Stephen GoldBlatt dominan todo el relato. Si bien Scott nunca se ha distinguido por ser un extraordinario narrador, uno se imagina su obra ambientada en una Nueva Orleans de pesadilla, poblada -como en la novela- por unos seres lánguidos y sedientos, y hasta nos asalta la duda de la posible adecuación de David Bowie al personaje de Lestat. Más aún cuando el cantante ha cultivado en muchos momentos una pose e iconografía deudora , no del mundo vampírico, pero si de lo bizarro y de la búsqueda de la eterna juventud. Eso sí, hay que mucho que perdonar a Bowie en su interpretación en "El Ansia", excesivamente amanerada y pensada para el mundo del videoclip.

Por que sin duda, los principales defectos de la película están en parte en su ambientación y diseño de producción, que no ha resistido bien el paso del tiempo (salvo para los fans más nostálgicos del look de los 80). Prueba de ello es la excena inicial del night-club, más bien un videoclub de Bauhaus que cine propiamente dicho, y ambientes como el apartamento de Miriam (Catherine Deneuve) y el laboratorio de investigación de Sarah (Susan Sarandon); escenarios de un impacto visual innegable, pero que a pesar de su protagonismo fallan a la hora de encontrar su lugar como personajes propios del film.

A todo esto hay que añadir la labor del propio Scott, que usa y abusa de la estética publicitaria (el ya mencionado concierto de Bauhaus, las escenas de experimentación con los simios) olvidando hasta cierto punto la creación de un ritmo cinematográfico que haga avanzar la historia; así, el film se convierte en una sofisticadísima obra de teatro macabre, magníficamente situada en un ambiente imaginario y terrorífico.

Pero, "El ansia", como toda obra de culto, no carece de atractivos para justificar su visión. En primer lugar, Scott demuestra una capacidad para crear ambientes lúgubres e irreales, que, por desgracia, no ha tenido ocasión de desarrollar en el resto de su filmografía;tal vez debido precisamente al fracaso de ésta su primera obra. "El ansia" es una película incómoda de contemplar, con una fotografía asfixiante y pesadillesca, que nos parece irreal, atrapándonos en la narración pese (¿o tal vez debido a?) la repulsión que nos produce. Si, en el rodaje de "Seven", David Fincher aleccionó a Darius Khondji para que eliminara toda aparición del color rojo, aquí el escarlata, en sus tonos mas apagados y terráqueos, es una presencia constante en la mayoría de los fotogramas.


Nada que objetar, tampoco, a las interpretaciones de dos actrices de la talla de Catherine Deneuve y Susan Sarandon. Sí resulta curioso, en el contexto de aquellos primeros años 80, la nula polémica que generó la escena de lesbianismo entre ambas intérpretes,ya sea por la elegancia con que Scott filmó la escena, o por la temática fantástica del filme. Incluso la exagerada interpretación de Bowie tiene momentos en que su histrionismo favorece la caracterización de su personaje.

El fracaso económico y artístico de la obra hizo que Scott abandonara momentáneamente Hollywood y volviera al mundo de la publicidad en su Inglaterra natal. Sin embargo, el film, através de explotación en vídeo, adquirió muy pronto estatus de culto , y captó la atención de dos jóvenes productores de Hollywood: Don Simpson y Jerry Bruckheimer.

Pero eso, como se suele decir, es una historia aparte...

Fuentes: Wikipedia y IMDB

Hora de ponerse serios...

O desesperados. Depende del punto de vista. (John Constantine)

La verdad es que cuando empecé el blog, lo hice sin la más mínima esperanza de visitas. Claro que un hombre sin esperanza es un hombre sin miedo (Frank Miller). Así que en estos últimos días, en que ese pequeño numerito a la izquierda del blog, va contabilizando, poco a poco pero sin aflojar, visitas todos los días; y cuando uno recibe comentarios de gente de la talla de REFO o Vampiresa (gracias a tí también, LazyGirl), pues como que la responsabilidad,,a pesar mío aumenta bastante. Y es una responsabilidad muy gratificante. Muchas gracias a todos.

Y una pequeña explicación. Seguro que notaréis que mis posts son bastante parcos en datos del estilo de fechas, números... pero es que todo eso ya está ahí, en este Interné de nuestros amores. Aquí no se va a encontrar discografías, bibliografías, cronologías... Sino pensamientos, críticas, consideraciones y similares. Mi punto de vista. Que también es bonito que si veis aquí algo que os llama la atención, investiguéis por ahí para enteraros de más cosas, leñe. Tenemos todo un Universo al alcance de nuestro teclado, y el Universo no está para que nos lo den en bandeja: está para explorarlo.

Monday, February 20, 2006


"Red light Special": Sexy por que sí

Si hay algo que me queda claro con el paso del tiempo, es la incomodidad que la industria mainstream de la música debía sentir con las TLC, pese a las impresionantes cifras de ventas de sus discos. ¿Qué porqué pienso esto? Muy fácil: por la rápidez casi desesperada con que la industria corrió a sustituirlas por las "Destiny´s Child", mucho antes incluso de la muerte de Left Eye (Lisa Lopes),que dejó a si mismo al grupo al borde de la desaparición.

"Puedo ver en tus ojos que me estás deseando.Deberías ser sincero,El cuerpo nunca miente"

Pese a todo el imperio de managers, productores, etc que las rodeaba, la imagen de las TLC no era precisamente la de unas cantantes al uso. Peleas, bancarrotas, violencia conyugal (ejercida por ellas contra sus novios...) eran demasiado para un show business al que tampoco le debía hacer mucha gracia el contenido musical de las chicas: sexo más o menos explícito, defensa de los derechos de la mujer, denuncia de la violencia racial... Al final está claro que la aparición del grupo de Beyoncé Knowles , con una imagen femenina mucho más clásica , glamourosa y propensa al mechandising de todo tipo (perfumes, portadas de "Cosmopolitan y Vogue", líneas de ropa) era un oportunidad de darles la patada a las chicas de Atlanta.

Pero lo que la industria no podrá esconder nunca es el record de un album "Crazy Sexy Cool", que se convirtió en el más vendido de la música negra de la historia de los 90. Que , probablemente, cambió la manera de hacer y comercializar los vídeos musicales ("Waterfalls"), y que dejó claro el apabullante de dominio de Babyface sobre toda la industria americana alrededor del Rythm and Blues. Y un album que contiene los dos mejores temas de Rythm and soul de las ultimas décadas: "Red Light Special" y "Diggin on You", ambos escritos por Babyface. Dos temas que, sólo con sus primeros acordes, nos traen a la cabeza la palabra "sensual". Y no sólo a la cabeza.

"Si voy demasiado rápido, dímelo. Pero eso sería que vas demasiado lento"

Si hubiera alguna manera de definir un tema como "Red Light Special", la única sería como una imposible pero real mezcla entre el "Sexual Healing" de Marvin Gaye y "You can leave your heat on", tanto en lo musical como en la temática. Mucho más reposada que el tema de Marvin Gaye, con un ritmo llevado por guitarra eléctrica, la canción redefine , tanto en la época de su aparición como en cualquier momento de su escucha, el término sexy aplicado a la música. Y lo más increible es que lo hace apoyado en unas voces(las de T-Boz en las estrofas iniciales, la de Chilli en la irresistible parte central y la de Left Eye a los coros) que individualmente duda que no pueden compararse a las de otros grupos vocales femeninos (las ya mencionadas Destiny´s Child, En Vogue, Salt'n Pepa), pero que se compenetran perfectamente unas con otras, formando así una cortina vocal perfectamente compenetrada. Así, cuando uno oye "Red light Special" no se imagina a una mujeres impresionantes hablándonos del amor. La voz de T-Boz, grave, profunda sensual e insinuante, nos hace a la idea de estar ante una mujer completamente normal... pero que no está espresando sin tapujos todo lo que quiere de nosotros.
"Cuéntame tus secretos y yo te contaré el mío...Quiero diversión y quiero un hombre que funcione"

La misma falta de tapujos en las letras nos ofrece "Diggin on You", una canción sin embargo mucho mas elegante y movida en lo musical, con un solo de saxofón inolvidable que serpentea a lo largo toda la canción. Aquí, musicalmente Babyface nos trasporta del dormitorio de "Red Light Special" al nigtht club más sofisticado, en el que la voz de Chili nos lleva a un universo de sugerencias y promesas. Lo más revelador de esta canción es que uno no necesita entender el idioma o lo que la cantante nos está diciendo; nos basta con el tono de voz de Chili y la música alrededor para tener la sensación completa de lo que la canción nos quiere transmitir.

En fin, que si estáis buscando una canción ideal para un rato "muy intimo" con vuestro chico o chica, estas dos está escritas para vosotros. Una para momentos mas intensos, la otra para instantes mas desenfadados, pero seguro que no os arrepentiréis de tenerlas a mano. Y si no, probadlo.

Wednesday, February 15, 2006

Lo prometido es deuda...

Hace unos días confesé a unos amigos mias, novios desde hace ya casi 5 años, que cada vez me atrae más mi vieja idea de mandar casa, trabajo y ciudad al cuerno. De dejarlo todo, el asqueroso ritmo de vida que impone la ciudad moderna, e irme a vivir al campo, montaña o pueblo.Trabajando en lo que sea. Menos de informático. Cuando, por la afinidad que nos une, pensé que estarían más o menos de acuerdo con mis ideas, me desarmaron por completo: "Pero primero deberías buscarte algo seguro, ¿no¿". Brutal. ¿Por qué no podían entender mi postura? Muy fácil. Por que ellos están enamorados.

Y de ahí que, pese a que mis amigos no ganan lo que yo, pasan muchas más dificultades a la hora de afrontar su hipoteca,sus trabajos pueden incluso ser más desagradables... ellos miran al futuro sabiendo que la otra persona va a estar a su lado.Y que sólo eso ya compensa todas los sacrificios que la vida diaria trae.

Siempre he pensado que todo lo que uno consigue en esta vida carece de sentido si no se comparte. Que uno puede proponerse, y alcanzar, las metas que se lo proponga. De mejor o peor manera. Con malas artes o la verdad por delante. Pero, si al final,no tienes nadie con quién compartirlo, todo eso no vale nada.

O sea que, si alguna vez encuentras a esa persona, "agarrate como un hijoputa a ella y no la dejes escapar".

Promesa cumplida,Vampi.

Tuesday, February 14, 2006


Por qué odio a Oscar Jaenada


Hace algunas semanas, en el Abismo de REFO, uno de los contertulios -Marinero-, se preguntaba por la "tirria" que parece haber de manera más o menos generalizada contra Oscar Jaenada, flamante premio "Goya" al mejor actor. Debo reconocer que me sorprendí bastante, al ver que mi desprecio contra el sujeto en cuestión no era una actitud personal o exclusiva mía, sino un sentimiento que empieza a extenderse en diferentes círculos. Superado el pasmo, y servicial que es uno, me lancé a informar a nuestro curioso amigo. "Por que es un gilipollas", escribí. Por fortuna, y antes de pulsar el botón "Publish" y ponerme cuanto menos al mismo nivel de quien critico, decidí cambiar el comentario por uno más "Light" y, por qué no, argumentado. Breve pero definitorio.

Sin embargo, el paso de las semanas desde la "Gala" de los Goya me ha servido para pensar el asunto con más tranquilidad. Y, lo que son las cosas, he llegado a conclusiones aún peores. Sigo pensando que Jaenada es un gilipollas. O, al menos, que se comporta como tal. Lo cual no quiere decir nada sobre su capacidad como actor. Creo que en cuanto a interpretación, Jaenada es un "animal cinematográfico", uno de esos actores tipo Javier Bardem o Russell Crowe que se come la pantalla. Y en una industria cinematográfica como la española, en la que muchos de los actores jóvenes son sosangas estilo Eduardo Noriega o Juan Diego Botto, se agradecen y se echan en falta
intérpretes con carisma y riesgo a la hora de abordar sus composiciones.

Pero, ay, el talento , por fortuna o por desgracia, nada tiene que ver con la personalidad. Nada impide que el profesional (en apariencia) menos dotado sea, por el contrario, una bellísima persona (y ahí tenemos el ejemplo de un George Clooney que ha sabido pasar, de manera lenta pero segura, del galán televisivo al autor comprometido y eficaz, con el añadido formidable su innegable encanto personal). Y nada impide tampoco que el genio sea un estúpido de primera categoría; como el ya mencionado Russell Crowe, actor de indiscutida valía que parece no haber comprendido todavía los rudimentos de la convivencia en sociedad.

Jaenada, es por tanto, actor de talento. Pero éste parece habérsele subido a la cabeza ya desde su primera aparición en "Noviembre". Frase mítica suya aquella según la cual su participación en la película le había hecho sentirse partícipe de un concepto "que muy bien podía denominarse arte". Toma ya. Semejante declaración de intenciones parecía presentarnos a una especie de Johnny Depp en sus primeros tiempos, versión española. Un actor arriesgado, de culto, presto a trabajar con los directores mas experimentales, vanguardistas, arriesgados... ¿Y cuál resulta ser la siguiente película de este nuevo paladín de lo contracultural?...XXL, de Julio Sanchez Valdés. Una actualización al siglo XXI de la peor españolada de Pajares y Esteso. ¿Y los méritos artísticos, argumentales, que convencieron a Jaenada para sumarse a esta obra maestra? Las pelas, según sus propias palabras, "para pagar la hipoteca". Y lo peor de todo, en un alarde de escaso -por no decir ninguno- profesionalismo, el actor denostó la película después de su rodaje. Contento quedaría el productor de haber contratado a la estrella...

Perlas verbales de este calibre, acompañadas de otras no menos sorprendentes (antes de rodar su biografía...no había oído hablar de Camarón.¿!?) nos dejan, cuanto menos, con la sensación de que Jaenada debería pensar sus declaraciones al menos un par de segundillos. No menos desafortunado ha sido su periplo por los Goya de este año; después de insinuar su ausencia durante varios meses, su asistencia primero -con ese look suyo en el vestir, tan descuidado y “cool” que se nota estudiadísimo hasta el menor detalle-, y su discurso de agradecimiento, obviando a su máximo competidor, el entrañable y ancianísimo Manuel Alexandre (de cuya actitud vital y profesional debería tomar buena nota), han sido la gota que colmaron el vaso de nuestra paciencia, ya de por sí desbordada ante la pacata y llorona posición de las cabezas visibles del cine español en la que se suponía debía de ser su fiesta.

Nos vamos a permitir, desde nuestra modestia, repasar cierta anecdotilla sucedida en los Globos de Oro. Si, en el Imperio del Mal, ese que según la Sra Sampietro inunda nuestras pantallas de "ogros y gorilas". Pues bien, en la entrega de 1998, el ganador fue Ving Rhames -"Marcellus Wallace"-, el magnífico actor negro de carácter, por su interpretación del promotor boxístico Don King. Rhames superó en esa ocasión a una leyenda del calibre de Jack Lemmon, que competía por lo que era sin ninguna duda su ya último premio,dada su avanzada edad.

Pues en la entrega de premios, resulta que este yanqui, este fulano que ha participado en superproducciones que arrebatan el pan y la sal a nuestro cine español (Pulp Fiction, Mission Impossible), llegó, ni corto ni perezoso, y a la hora de recoger su premio, dió las gracias al jurado, pero dijo que éste se había equivocado y, a continuación, bajó a las butacas y entregó su premio a un Jack Lemmon primero asombrado, luego remiso, y por último increíblemente emocionado. Huelga decir que todos los asistentes se pusieron en pie en una "standing ovation" que ha pasado a la historia de estos galardones. ¿Por qué en España nunca ha sucedido esto? ¿Se imaginan Vd que en esta ocasión Jaenada, haciendo gala de su -pretendido y patético- espiritu rupturista y rebelde, hubiera rechazado el premio para dárselo a Alexandre? Tal vez a los organizadores de la gala se les hubiera quedado la cara de piedra, pero Jaenada habría pasado a la historia de los Goya. Como el primer tipo con los huevos de rechazar el premio en favor de otro. Pero no, en el cine español, a todos les encanta que les doren la píldora. Aquí no hay gente del calibre de Paul Newman o Woody Allen, que de manera sistemática deniegan su asistencia a los Oscar. Por que no va con ellos. Eso es ser moderno durante más de 50 años de carrera, y no lo que hace Jaenada, ni con sus declaraciones ni con su “look”.
Quedamos, pues , a la espera de las próximos declaraciones y proyectos profesionales del rutilante astro. De estos últimos, no dudamos en pronosticarle el mismo éxito en su carrera como otra exitosa Goya que en su momento fue Ruth Gabriel ("Dias Contados")...

Monday, February 13, 2006


Los Inmortales: la Serie

El pasado sábado, en una TV local, volví a contemplar la estrábica mirada del ya olvidado Chistopher Lambert en "Los inmortales III", imposible continuación de la saga de los 80. La película, de un look televisivo y videoclipero innegable , merece poco la pena. Pero me devolvió el recuerdo , que nunca me ha abandonado, de la para mi, reivindicable serie de TV a la que dió origen. Serie que, como muestra de su propia personalidad e independencia de la serie, fue capaz de aguantar 6 temporadas en antena.

El éxito de la película original, más allá de detalles coyunturales como la presencia del propio Lambert (muy popular por aquellos tiempos) o la banda sonora de Queen, se debe sobre todo a la presencia de Sean Connery, en un papel lleno de fuerza como el del caballero español Ramírez. Pero tampoco hay que desdeñar las virtudes del guión. Si bien éste es extremadamente débil en su faceta de película de acción, contiene multitud de matices suficientemente atractivos. Y algunos detalles , como lo doloroso de la inmortalidad ante el envejecimiento del amor del protagonista, son de un calado muy superior a lo habitual en el cine de género.

Por desgracia, tanto el propio autor de "Los inmortales", Russell Mulcahy, como Andy Morahan, director de la tercera parte, despreciaron las magníficas posibilidades que el original ofrecía. En el caso de la segunda parte, para ofrecer un espectáculo "hi tech" muy deudor del "Desafío Total" de Verhoeven. Y en el de Morahan, para presentarnos una historia sin continuidad entre las anteriores, más propia de un telefilme que de una película de serie A.

Así que cuando la serie de TV apareció, protagonizada por el entonces desconocido Adrian Paul, -que encarnaba el papel de Duncan McCleod, primo del personaje de Christopher Lambert, Connor McCleod-la impresión de hallarse ante una mera exploitation de una serie ya acabada fue mas que fuerte. Y esa impresión no desapareció ante la visión de los primeros capítulos, que nos mostraba una tópica serie fantástica protagonizada por el héroe de turno, su chica (Alexandra Vandernoot) e incluso el sidekick de turno, un huérfano llamado Richie. La influencia de las películas parecía limitarse a la inmortalidad de los personajes, y a la inevitable lucha final de espadas al final del episodio.

Ya sea por que vieron que por ese camino la supervivencia era difícil o por pura suerte, los responsables de la serie tomaron una serie de decisiones. En primer lugar trasladaron la acción de los USA a París, con todas las posibilidades y mejora de ambientación que ellos supone. Ampliaron la nómina de secundarios, añadiendo inmortales tanto amigos como enémigos de McLeod que aparecieron en más de un episodio, conformando personajes que podían desarrollar personalidad propia. Así, nombres como Roger Daltrey (el solista de The Who) y Roland Gift (Fine young Canibals) se hicieron habituales en la serie, que ofrecía tramas que ya no se desarrollaban en episodios individuales. En una decisión arriesgada, los guionistas mataron a Tessa, la novia de Duncan McLeod, y aprovecharon una de las ya mentadas posibilidades del guión original, el dolor de seguir viviendo ante la pérdida de los seres más queridos. E introdujeron en la mitología de los Inmortales una misteriosa orden religiosa, The Watchers, compuesta por humanos que habían vigilado los pasos de los Inmortales durante siglos. De esta manera, la serie consiguió lo que cada una de las sucesivas películas había impedido: la creación de un Universo propio de los Inmortales, con unas reglas bien definidas, que en momentos nos recuerda a los clanes de "Vampiro: La Mascarada".

Otro factor importante, sino el que más, fue el decisivo modelado del carácter del personaje principal. Si en los primeros episodios, Adrian Paul componía el típico héroe de acción, personaje de una sola pieza, con el paso de éstos fue conformando un personaje mucho más matizado. Un protagonista en muchos momentos roto por el dolor y los recuerdos, pero capaz de mostrar el sentido del humor durante combates a muerte. Duncan McCleod se convertía así en el prototipo de inmortal, un hombre encantador, seductor, bromista, activo, pero también una máquina de matar. Al final de la serie, Paul había conseguido destronar a Lambert como imagen de "Los Inmortales" , hasta el punto de que la última película de la saga, "Los inmortales: End Game", en la que ambos compartían pantalla, Lambert pasaba el téstigo de la serie a su primo en la ficción. E , incluso, se había convertido en minoritario pero reconocible icono pop , con su inseparable coleta y katana. El recuerdo de Paul, pese a su bajo perfil profesional desde la finalización de la serie, ha perdurado entre un buen número de aficionados. Así, en la reciente (e interminable) elección de nuevo protagonista para el papel de James Bond, y pese a no haber sido considerado por los productores, su nombre ha sido uno de los más reclamados desde ciertos sectores de los fans mas fatales.

Como ya he comentado al principio , la serie de TV aguantó 6 temporadas en pantalla, hasta que hechó su definitivo cierre en 1998, si no estoy equivocado. Tele 5, en su momento, emitió las dos primeras los domingos por la tarde-noche. Y no puedo negar que siento una cierta nostalgia , aquí, ya adulto y en mi propio hogar ,mientras escribo este artículo, por aquellas tardes de domingo. Tardes en las que yo ya no era ningún niño -cursaba la Universidad-, pero en las que , de manera inexcusable, a las 7 de la tarde, me sentaba en el suelo del salón de casa de mis padres, con una taza de café, y me disponía a pasar un buen rato viendo las andanzas de McCleod. Es posible que el buen sabor de la serie sólo esté dentro de mis recuerdos. O no, por que ya está en camino una quinta parte de la saga, titulada "Highlander: The Quest", protagonizada por Paul. Tal vez -ojalá- los buenos recuerdos no sean sólo producto de mi melancolía

Sunday, February 12, 2006


Revenge

Siempre he sentido una cierta simpatía por Tony Scott. No sé si es debido al desprecio al que siempre le ha sometido la mayor parte de la crítica, o a tener que haber sobrevivido a la sombra de un genio (cada vez menos) como su hermano Ridley. Pero a mi, Tony Scott siempre me ha parecido lo que antes se denominaba, en el mundo del cine, un artesano. O lo que es lo mismo, un director sin grandes cualidades artísticas, pero eficaz y cumplidor en su trabajo. Es cierto que se ha dedicado, casi en la totalidad de su obra al genero de..., si, vale, la "americanada": Top Gun, Fanático, Marea Roja, Enemigo Público, pues en fin, son lo que son, pero las intenciones de Scott tampoco pretenden engañar a nadie: cine de evasión y palomitero puro y duro. No se puede negarle el mérito de haber sobrevivido durante 25 años en un terreno tan cambiante y poblado como es el del cine de acción.

Eso si, tampoco voy a negar que su cine presenta los mismos defectos que asolan las obras de aquellos directores que vinieron del mundo de la publicidad a principios de los 80. Gente como Adrian Line, Alan Parker, etc, que consigue películas de un acabado visual innegable, pero con graves defectos a la hora de desarrollar la acción o caracterizar a sus personajes. Así, en el caso de Scott, películas como Top Gun o El último boy scout tienen como protagonistas a arquetipos puros y duros :el piloto joven y rebelde, el detective cínico y duro...Personajes de una pieza que parecen estampados en las magníficas puestas de sol o amaneceres que el director fotografía como nadie. Por no comentar la incapacidad, parece que casi patológica, de estos directores por mostrar una relación sentimental de manera más o menos realista. Así, si en Top Gun sólo el magnífico trabajo de Kelly McGillis conseguía insuflar algo de mordiente a la historia de amor central, en otras como Dias de Trueno o Spy Game las relaciones sentimentales de los protagonistas carecían de la necesaria intensidad y química.

Curiosamente, existe una película que tal vez haya sido su más rotundo fracaso en taquilla, pero en la que, a mi parecer, Scott ha conseguido mostrar su lado más romántico y sensible, en algunas escenas. Se trata de "Revenge", película basada en un relato corto de Jim Harrison, incluída en su libro "Legends of the fall". Harrison es un autor poco conocido en España, pero de gran prestigio en Estados Unidos , sobre todo por sus descripciones de grandes espacios salvajes. No sé si es debido a la calidad del material original, pero en determinados momentos de la película el director logra escenas de corte mucho más intimista que en el resto de su filmografía, orientada casi siempre a la sensación de gran espectáculo.

Revenge narra una historia de amor imposible, triste y destructivo entre Jay Cochran (Kevin Costner), un piloto retirado de las Fuerzas Aéres estadounidenses, y Mireia (Madeleine Stowe), esposa de Tiburón Mendez (Anthony Quinn), un capo de la mafia mexicana que es a su vez el mejor amigo de Cochran. Pese a que ambos intentarán esconder sus sentimientos, al final estos terminarán haciendo erupción y destruyendo las vidas de todos los implicados. Tanto Mendez, en un primer momento, como Cochran después, ayudado por una pareja de vaqueros mejicanos (unos jovencísimos Miguel Ferrer y John Leguizamo), ejecutarán una venganza sin piedad... y sin sentido, pues a ninguno de ellos les servirá para recuperar a la mujer que aman.

No cabe duda de que la película tiene toda una serie de defectos que explican, pese a lo atractivo de su reparto, su fracaso crítico y de público. Sin entrar ya en las habituales rémoras del cine de Scott, la cinta sufre de una especie de indefinición puesto que no termina de decantarse por un género concreto: es un western crepúscular, una historia de amor, un thriller de acción, tiene elementos de cine negro...Además, el ritmo de la película no termina de despegar en ningún momento: cuando todos esperamos que Cochran empiece una espiral implacable de violencia, el parece ser completamente remiso, dejando el mando de la acción a los dos vaqueros mejicanos.

Sin embargo, hay un par de escenas de un romanticismo silencioso pero, por otra parte, desbocado, que para mí justifican ya la visión de la película. Una es el paseo en la playa de Cochran y Mireia, en el que ambos van descubriendo al otro y enamorándose sin remedio. Y otra, justo a continuación, en casa de Cochran, cuando está intentando preparar una limonada y la angustia que le invade le hace tirar todo al suelo. En ese momento, ella se acerca detrás suyo, descalza, y empieza a ayudarle a preparar la bebida, aprovechando el mínimo instante en que sus manos se rozan, al pasarse los limones, para sentir la piel de el. Y Cochran (nunca Kevin Costner estuvo más convincente y vulnerable) sigue con la limonada sin atreverse a volver la vista, sabiendo que si sus ojos se encuentran con los de ella ocurrirá algo irreparable.

Por desgracia, Scott se las arregla, más tarde, con sus efectismo habitual, para borrar la magia que estas escenas han dejado en el espectador; la definitiva consumación del amor entre la pareja se nos muestra más tarde con la típica con una escena de sexo videoclipera, en medio de cortinas vaporosas, focos al trasluz...Dando la impresión de que lo que hay en verdad no es una historia de amor, sino una pasión irrefrenable. Sensación que queda patente en el comienzo del viaje de ambos a la cabaña de Cochran, con secuencias de sexo que no desentonarían en "9 semanas y media".

Al final, y pese a la presencia de Anthony Quinn, en la que sin duda es una de sus últimas grandes interpretaciones, y a la apabullante belleza de Madeleine Stowe, la película deja un poso amargo. No solo por su desesperanzado final, sino por la sensación de oportunidad perdida por Scott de lograr una obra que trascendiera más allá de sus habituales encargos. Tras este fracaso, el director volvió a terrenos mucho más cómodos y rentables, dentro del cine de acción, en los que continúa en la actualidad y de los que no parece tener la más mínima intención de apartarse.

Thursday, February 09, 2006


La mitología de Stephen King

Stephen King siempre ha sido un escritor cuyas novelas he leído sin esfuerzo, independientemente de la sensación final (en muchos casos, insatisfactoria) que éstas me dejaban. Comparto con varios de mis amigos la impresión de que es capaz de ideas magníficas con las que modelar sus novelas, pero que siempre las estropea en la parte final de sus obras.
Aún así siempre ha sido un valor seguro a la hora de tener un libro entretenido al que acceder.¿Por qué, entonces, he sido incapaz de acabar sus últimos libros, a excepción de "Buick 8" y "La casa negra"? Y este último, con bastante esfuerzo por mi parte.

King ha vendido a lo largo de su carrera millones de libros. Las adaptaciones de los mismos tanto a TV (ufff, las hay que...) como al cine le han rendido beneficios incontables (fundó su propia productora de cine). Incluso la crítica, que nunca ha sido una gran seguidora suya, le concedió no poco crédito a raíz de la publicación de "Mientras escribo" o "Misery". Pero tengo la impresión de que a King no le ha bastado todo lo que ha conseguido . El quería perdurar. No convertirse en un simple fabricante de best-sellers, sino que quería pasar a la historia de la literatura en mayúsculas, como lo hicieron en su tiempo H.P. Lovecraft o C.S.Lewis, que está más de moda. De Tolkien ya ni hablamos, claro. Creadores que, más allá de su calidad literaria, forjaron un universo fantástico propio, con reglas, personajes y ambientes recordados tanto o más que los libros que poblaban. En definitiva, King quería una mitología (propia), como Narnia, La tierra media, los mitos de Cthulhu, etc.

Por supuesto, King tenía todo el derecho a intentar esta aventura. Es más, creo que él tenía el talento de sobras para conseguirlo. Así, King procedió a la creación de una serie de Universos paralelos a nuestra existencia, articulados en torno a la "Torre OScura", y poblados por una pléyade de personajes producto de una extraña mezcla entre la imaginería medieval, la del far west, gotas de steampunk y buena parte de iconos muy específicos (tal vez demasiado) de la cultura estadounidense, como el beisbol. A lo largo de toda la serie de novelas de "La Torre Oscura", y de manera tangencial en otras , como "Corazones en la Atlantida" o "Casa Negra", King ha ido creando más y más personajes y ambientes en un intento de dotar a su universo de la suficiente amplitud y relevancia.

Desconozco las cifras de ventas de las novelas, pero, por lo que a mí respecta, y en cuanto a interés, su intento ha sido un fracaso absoluto. Nunca he conseguido, en los pocos de estos libros que he llegado a acabar, ver su Universo lo suficientemente cohesionado; parece como si King necesitara introducir en cada uno de los libros más y más ideas en un desesperado intento de tapar los agujeros que la lógica de estos universos requiere. Además, pienso que nunca ha logrado caracterizar de manera satisfactoria a Rolando de Gilhead, el pistolero protagonista de la serie, ni a los muchos personajes que le acompañan en su viaje. Mención especial en este sentido me merecen los protagonistas de "Corazones en la Atlántida". Pese a que el autor, como ha hecho con éxito en muchas de sus novelas (“It”,”Stand by me”), ha dirigido una mirada nostálgica a la infancia de ellos, me fue imposible simpatizar con ellos o preocuparme de su destino.

Todo esto por no referirme a la imposible mezcolanza de iconos culturales que King intenta realizar, cual alquimista de la edad media. El observar, en uno de los libros, a un agente del FBI, un sheriff, un motero y un padre de familia, enfrentarse a una especie de monstruo armados con un ...bate de beisbol mítico, es algo que uno puede encontrar divertido en la serie B más bizarra del cine o el tebeo, pero no en una novela con ansias de trascendencia épica y fantástica.

He dicho antes que creo que King posee (o poseía) el talento suficiente para llevar a cabo su empresa. El problema puede haber sido tanto el momento de llevar a cabo su empresa...como el mismo propósito de su empresa. Tomemos como ejemplo a los antes citados Lovecraft o Tolkien. Ellos no tuvieron en un determinado momento la idea de crear un universo; estos escritores tenían una serie de influencias, gustos y obsesiones que se dedicaron a plasmar una y otra vez en sus libros. Es la repetición o acumulación de estos factores en gran parte de sus obras las que han terminado conformando -sobre todo en la imaginación de sus lectores- las mitologías que les han dado fama. No un esfuerzo deliberado por que sus personajes y ambientes trascendieran más allá de la letra escrita. Por tanto, ya desde el mismo momento en que King intentaba su esfuerzo, éste estaba destinado al fracaso.

Hace muchos años, cuando King ya había saboreado de sobra las mieles del éxito, tuvo la oportunidad de llevar esto a cabo. El ubicó muchas de sus novelas, a partir de un cierto momento ("La mitad oscura", "La tienda") en la costa de Maine, donde él mismo tiene su hogar. De hecho, varias de estas novelas comparten personajes y muchas localizaciones. Ahí, King podía haber entretejido unos nexos mas fuertes entre unas novelas y otras que fueran dando lugar a esa imprecisa pero palpable unión literaria. Pero no lo hizo, y por una razón que es la que más me disgusta de su obra, a excepción de algunas de sus primeras novelas, como "Salem´s Lot" o "Cujo": por que se acostumbró a dar en sus novelas explicaciones exactas de todo lo que había acontecido. Así, en novelas de tanta fuerza como "It" o otras menos conseguidas como "TommyKnockers", termina ofreciendo como solución a los fenómenos paranormales que han asolado la trama, la aparición de entidades extraterrestres o multidimensionales. Así, a mi parecer, muchas de estas novelas pierden gran parte de su fuerza. No sólo eso, al introducir esta especie de matiz "científico", King pierde toda oportunidad de posible cohesión con gran parte de su primera obra, de carácter mucho más fantástico y terrorífico (la ya mencionada "Salem´s Lot" ,"Desesperación" o "Cementerio de animales"). Si hubiera prescindido de esas explicaciones, podía haber hecho referencia en unas novelas a los hechos de otras, sin que la mezcolanza de géneros entre la "semiciencia ficción" y el terror puro y duro chocara demasiado


En fin, que lo único que uno ya espera es que, terminada ya (por lo que parece) la saga de "La Torre Oscura", el autor vuelva cuanto menos a terrenos más conocidos y menos pretenciosos. Aunque vistas algunas de sus últimas obras como "El cazador de Sueños", tampoco parece que en este terreno vaya a ofrecernos demasiado...



Tuesday, February 07, 2006

Lunes , 7 de la mañana, nada menos. Different day, same shit, dicen los ingleses. Diferente día misma mierda. Uy, si hasta en castellano repite iniciales, parece que la poesía es universal pasando del idioma. Cojo la bolsa con la cartera, llaves , móvil y el paquetito habitual de frustaciones y depresión. Llego al trabajo (en el mundo del cómic dicen que soy especialista enel infierno, ¿no?). Trabajo un par de horillas y en la primera pausa "blogueo" un poco. Adlo, Escolar, Vampiresa que está un poco inactiva -la libreria del M chupará mucho tiempo-, 221B... y me paro. Otro que abandona. Y van...El día comienza bien...

Cuando se produjo la explosión de los blogs oí al especialista de turno la cantinela de siempre. La misma que oí cuando acabó la burbuja .com (cantinela que me hizo perder algún ahorrillo en la bolsa. Por capitalista de mierda, me está bien empleado). Sólo los mejores sobrevivirán. Ale. Darwin a la enésima potencia. Después de 150 años, parece que la imaginación no ha evolucionado, a diferencia de las especies de Darwin. Pues no. En el caso de los blogs esto no está siendo del todo cierto.

Si bien no comencé a visitar blogs en cuanto surgió el fenómeno, si pude aficionarme a ellos en un último primer momento. Los primeros tiempos de Adlo, La cárcel cuando Pons todavía no era el gurú en que le hemos convertido (a su pesar), el propio Absence...Pero además de estos, además de los primeros de la clase, comencé a visitar otros no menos interesantes. Blogs como el de Aureal, un auténtico todoterreno, , con el que tanto podía discutirse de cine, tv o videojuegos como comentar sus alegrías, problemas, enamoramientos. Otros como "La verdad nos hará libres", que también se convirtió en un conocido digital y que a algunos nos descubrió a Pratchett. Blogs como "Los archivos de Justo Serna", un blog que se convirtió en impresionante foro de discusión política, literaria e incluso filosófica. Un magnífico "221 B Baker Street", imprescindible para todos aquellos, como yo, admiradores de la inglaterra Victoriana, de Witechapel, de las cataratas suizas. Todos estos últimos blogs han dejado huella en mí, alguno incluso emocional. Y todos, parece que el de Sergio Holmes es el último, han acabado cerrando.

La actualización de un blog no es tarea fácil, aunque no sea diaria. Hace unos 5 años trabajé como columnista en una revista de cine electrónica. Era una simple columna a la semana, pero el esfuerzo era muy grande. Cuando mi trabajo adquirió cierta relevancia y más páginas y revistas requirieron mis artículos (by the face, además), el escribir 4 columnas a la semana era un agobio considerable. Y además terminaba no gustándome ninguna. Por fortuna, el plof de la burbuja tecnológica acabó con todas estas páginas. Y así, a la fuerza, pasé de nuevo de escritor a lector.

¿Y que ha pasado ultimamente para resucitar mis demonios internos?¿Para qué volver a escribir sobre temas que es posible que sólo me interesen a mí? ¿Para qué gastar casi dos horas al día escribiendo y puliendo textos que, como éste, me resultan ampulosos,sobrecargados, falsos? Si gente del talento de Justo Serna, Aureal o Sergio Holmes, por las razones que sea, no pueden más...¿qué debe esperarse de aquellos que ya estamos quemados desde hace mucho tiempo en lo de escribir?

Pues por una sola y simple razón , que leí una vez a Frank Miller -el hombre que mejor ha descrito lo que es ser un héroe en los comics-:"El mundo sólo cobra sentido cuando lo fuerzas".
Así, después de unos cuantos artículos, doy por inaugurado el blog. Que aprendan los de Barajas: las cosas se inauguran cuando ya están probadas, y funcionando. Y se sabe que van a funcionar.
Próximamente:artículos sobre Babyface, la Plaza Roja y alguna que otra cosa. Saludos

Thursday, February 02, 2006

Christopher Cross: el fin de los 70

Pocas veces se ha visto en el mundo de la música un debut tan arrollador como el que Christopher Cross tuvo en 1980. Con su primer album, "Christopher Cross", Christopher Gepert (su verdadero nombre), consiguió 5 premios Grammy y el sencillo "Arthur's Theme" le valió el Oscar a la mejor canción Original. Eran los años dorados de los músicos de estudio de la Costa Oeste, como Toto o Steely Dan, en que su sonido técnicamente perfecto llenaba todas las emisoras comerciales. La estrella de Cross, por desgracia, se apagó con la misma rapidez que deslumbró en sus comienzos: sus siguientes albums (Another Page y EVery turn of the world), cosecharon una discreta acogida que el rotundo fracaso de Back of my mind terminó de confirmar.

La creación de un género casi propio


Las causas del repentino ocaso de Cross pueden ser muy variadas; por una parte, nada más entrar en los 80 se pusieron de moda estilos musicales mucho mas rotundos que el pop elegante y elaborado que Cross preconizaba , como el tecno en Gran Bretaña y Europa o el Rock de la Costa Oeste en USA (Motley Crue, Wasp...). Por otra, si por algo se caracterizaron las grandes figuras musicales de los 80 fué por la importancia de la imagen: Prince, Madonna, Michael Jackson, Springsteen, George Michael... Todos ellos ofrecían un "look" perfectamente definido y acorde con el impacto que deseaban provocar. En este terreno, poco podía hacer Christopher Cross, que por desgracia no podía añadir a su talento una imagen especialmente atractiva .


Pese a su fulgurante ascenso y caída, y a tratarse de un nombre que ha caído en un relativo olvido, las canciones de Cross siguen teniendo una aceptable difusión en las radio fórmulas de los 80; no sólo eso, sino que se le puede considerar como uno de los creadores de lo que los americanos denominan "Adult Contemporary Pop". Se trata de artistas (el propio Cross, Peter cetera, Richard Marx, Michael McDonald) que desarrollan un pop mucho más elaborado y sofisticado del que las grandes cadenas de radio, mucho más centradas en estilos juveniles como el rap o el "New metal" (...), están acostumbradas -o dispuestas- a emitir.

Canciones y estilo

Personalmente creo que, aunque algunas de las canciones más recordadas de Cross sean baladas, sus creación en este género han envejecido demasiado mal. A excepción de "Sailing", temas como la ya mencionada "Arthurs Theme" o "Think of Laura" son demasiado deudoras de la canción lenta de los 70, con pianos demasiado melancólicos y hasta cierto punto lastimeros. Prácticamente sólo en "I will take you (forever)" Cross empezó a producir canciones de amor que siguieran las pautas dictadas por especialistas de los 80 como Peter Cetera o Phil Collins.

Sin embargo, es en los medios tiempos y en la creación de atmósferas donde es capaz de asombrarnos, 25 años después. Cross producía sus propios temas, y aunque su voz no sea capaz de alardes vocales, la orquestación de muchas canciones es impresionante una veces por una sencillez de increíble eficacia y otras por una acumulación de sonidos perfectamente compenetrada, creando un sonido denso pero ligero al mismo tiempo. Por ejemplo, en "Sailing", el autor logra , con sólo 2 repeticiones de acordes diferentes, crear una sensación que nos envuelve recordándonos la tranquilidad de un mar en calma. Por otra parte, en "Charm the Snake", un potente tema de resonancias africanas, Cross acumula en primer plano toda una serie de instrumentos como guitarras, tambores, añadiendo coros e incluso en la parte final de la canción, sonidos de flamencos - Todos los albumes de Cross tienen al menos un flamenco en la portada-. El resultado es una especie de ambiente salvaje, selvático que parece envolvernos con los zancudos animales alrededor.

Cross es también un especialista en canciones de un ritmo alegre y optimista, más allá de la comprensión de sus letras. Canciones como "In the blink of any eye" y muy especialmente en "That Girl" o "Swing Street", consigue unas melodías muy pegadizas, con un ritmo nada lento pero tampoco acelerado en exceso, muy desenfadadas y ajustadas, y con unos finales de canción dilatados de una manera perfecta que hace que cuando termine la canción, sigamos tarareándola o silbándola durante un buen rato.

A lo largo de más de 20 años Cross nos ha ofrecido, salteadas a lo largo de todos de sus discos, un puñado de pequeñas joyas del pop. Canciones que como "Sailing" son adecuadas para la reflexión o la melancolía, además de temas optimistas y animados para disfrutar de esos momentos que a veces la vida nos regala como si fuera un dulce. De corta duración, pero deliciosos.

Temas Favoritos

1979 Christopher Cross
"Sailing", una absorbente tema que podría casi considerarse precursor del "lounge"
"Ride like the Wind" pop en estado puro de los 70

1983 Another Page
"All right", una invitación antológica al optimismo, con magníficos acordes de guitarra

1985 Every Turn of the World
"Charm the snake": un prodigio de producción, potente y rítmica y poderosa.
"Love is Love": similar a la anterior, pero más ligera y alegre.
"Swing the Street" y "That Girl" :Cross en estado puro. Dominio del tiempo de los temas, de su finalización, pegadizas, dinámicas. Sus mejores temas pop.

1988 Back of My Mind
"I will take you (forever)" típica pero efectiva balada estilo años 80

1992 Rendezvous
"In the blink of any eye": Un Cross ya maduro y menos ingenuo, pero demostrando su maestría del medio tiempo.

1994 Window

1998 Walking in Avalon

2000 Red Room

Wednesday, February 01, 2006



Vivir y morir en los Ángeles: nunca llueve en California

A mediados de los 80, William Friedkin había malgastado todo el crédito conseguido con "El exorcista" y "French Connection". El director había sido considerado una las grandes "esperanzas blancas" del cine, junto a los chicos de la escuela de L.A: Coppola,Lucas, Millius...,pero encadenó una serie de fracasos que la había relegado casi a la serie B, especialmente con "Sorcerer", una costosísima y fallida versión de "El salario del miedo", y con "A la caza", un polémico thriller protagonizado por Al Pacino, ambientado en los ambientes homosexuales más escabrosos.

Sin embargo, en 1985, Friedkin consiguió una película que, a pesar del fracaso inicial, ha conseguido con los años un estatus de film de culto, y que puede considerarse la última de sus obras con cierta garra y empuje -visto lo acomodaticio y comercial de sus últimas propuestas, como "Jade", "Reglas de compromiso" o "Hunted". Se trata de "Vivir y morir en los Ángeles", protagonizada por William L. Petersen (sí, "Gil Grissom") y un jovencísimo y por entonces desconocido Willem Dafoe, antes del éxito de "Platoon".

En EE.UU, un país donde coexisten -e incluso compiten- multitud de organismos de seguridad (DEA, FBI,Departamento de Aduanas, Oficina de alcohol tabaco y armas) el Servicio Secreto se ocupa, como misión principal, de la protección del presidente de los USA, pero también de la persecución de los falsificadores de moneda.Chance (W.L. Petersen) y Hart (Michael Greene) son dos agentes de muy diferente temperamento. Chance, el más joven es amante del riesgo, violento e impulsivo, mientras que Hart, mucho más mayor que éste procura atemperar los ánimos de su joven compañero.

Justo antes de su jubilación, Hart es asesinado por Masters, un falsificador de moneda al que estaba investigando. Chance será incapaz de asimilar su pérdida y desde entonces su único objetivo será apresar o matar a Masters. Ante los ojos de Vukovich, su nuevo compañero, emprende una senda suicida marcada por la autodestrucción moral y profesional en la que todo vale con el fin de conseguir su objetivo: la violencia más irracional, el chantaje, los abusos físicos y psicológicos. El propio Vukovich se ve inmerso, sin poder evitarlo, en la desenfrenada carrera de Chance, que llegará a su extremo cuando ambos agentes asesinen, por accidente, a un agente del FBI, con el fin de robarle una fuerte suma que les permita concertar una reunión y trato con Masters.

Estamos acostumbrados a ver, en películas de argumento parecido -"Harry el sucio", "Los intocables"- como el agente de la Ley se salta ésta con el fin de proteger a la sociedad, aún en contra de los deseos de esta (=fascismo). Pero en este caso, Chance ha llegado a un punto en que ha dejado de ser un agente de la Ley; su único pensamiento es la pura y simple venganza, de una manera obsesiva y total, y la Ley no es más que un estorbo... o una ayuda, en forma de placa, para extorsionar, chantajear y saltarse las convenciones morales cuando le es necesario. Chance termina siendo un individuo, a su modo, mucho peor que Masters; este, al fin y al cabo, es un artista que decidió convertirse en falsificador ante la posibilidad del dinero fácil y, sí, es un asesino, pero lo hace para proteger su libertad y su negocio; él vive y actúa de acuerdo con la vida que ha elegido, mientras que Chance ha decidido traicionar todo lo que ha defendido para paliar su sed de venganza.

La postura de Vukovich (soberbio John Pankhow) es, por otra, mucho más realista de la que podíamos ver en el personaje de Ethan Hawke en la reciente "Training Day": al principio es algo reticente con los métodos de su compañero, pero finalmente, y por no delatar a su compañero (el hombre que debe cubrirle la espaldas en caso de peligro), se verá involucrado en un asesinato,
sin posibilidad de confesarlo sin acudir a la cárcel.

La dirección de Friedkin, pese a lo atractivo del argumento y de los personajes, es mucho más irregular de lo que debería. Por una parte, el director sigue siendo un maestro en el rodaje de persecuciones automovilísticas; pero por desgracia, y seguramente en un intento de adaptarse a las modas del momento, dota a muchas escenas de un look "MTV" -el ritmo de la narración es llevado por la música-, lo cual provoca un ritmo irregular en toda la película.

No hace demasiado , Jose Luis Refoyo REFO y servidor discutían, a propósito de un post del magnífico blogero salmantino sobre "El exorcista", sobre las virtudes y defectos de "Vivir y morir...". REFO criticaba cierto look televisivo y el exceso de detalles demasiado coyunturales -el mencionado ritmo MTV, el look estilo 80s, etc. Si bien no puedo por menos que darle la razón en muchas de sus críticas, pienso que el buen trabajo de los actores (según Scorsese fué el trabajo de Dafoe en este filme y no en Platoon el que le movió a otorgarle el papel protagonista de "La última tentación de Cristo") y ciertas escenas de acción la redimen en gran parte sus fallos. Por no hablar de la ambiguedad moral que destilan todos sus protagonistas -y el propio final de la película-.

Tal vez una de las causas del fracaso en taquilla del film fuera el no contar con estrellas reconocibles en ese momento -prueba de las ciertas estrecheces que Friedkin debía sufrir ya. Pero también debemos recordar que el policíaco a mediados de los 80 estaba marcado por la larga sombra de "Superdetective en Hollywood" y "Arma Letal". El público estaba acostumbrado a la "buddy movie" dominada por la comedia, tanto o más que por la acción. Un filme como el de Friedkin, nada complaciente con los gustos del Hollywood imperante , tenía pocas o ninguna posibilidad de triunfar en taquilla. Sin embargo, el tiempo ha colocado al film en su lugar, y goza, pese al desconocimiento general, de una buena apreciación entre una gran parte de la crítica y aficionados al cine negro poco complacientes con "Tarantinadas" intrascendentes.