El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Sunday, February 12, 2006


Revenge

Siempre he sentido una cierta simpatía por Tony Scott. No sé si es debido al desprecio al que siempre le ha sometido la mayor parte de la crítica, o a tener que haber sobrevivido a la sombra de un genio (cada vez menos) como su hermano Ridley. Pero a mi, Tony Scott siempre me ha parecido lo que antes se denominaba, en el mundo del cine, un artesano. O lo que es lo mismo, un director sin grandes cualidades artísticas, pero eficaz y cumplidor en su trabajo. Es cierto que se ha dedicado, casi en la totalidad de su obra al genero de..., si, vale, la "americanada": Top Gun, Fanático, Marea Roja, Enemigo Público, pues en fin, son lo que son, pero las intenciones de Scott tampoco pretenden engañar a nadie: cine de evasión y palomitero puro y duro. No se puede negarle el mérito de haber sobrevivido durante 25 años en un terreno tan cambiante y poblado como es el del cine de acción.

Eso si, tampoco voy a negar que su cine presenta los mismos defectos que asolan las obras de aquellos directores que vinieron del mundo de la publicidad a principios de los 80. Gente como Adrian Line, Alan Parker, etc, que consigue películas de un acabado visual innegable, pero con graves defectos a la hora de desarrollar la acción o caracterizar a sus personajes. Así, en el caso de Scott, películas como Top Gun o El último boy scout tienen como protagonistas a arquetipos puros y duros :el piloto joven y rebelde, el detective cínico y duro...Personajes de una pieza que parecen estampados en las magníficas puestas de sol o amaneceres que el director fotografía como nadie. Por no comentar la incapacidad, parece que casi patológica, de estos directores por mostrar una relación sentimental de manera más o menos realista. Así, si en Top Gun sólo el magnífico trabajo de Kelly McGillis conseguía insuflar algo de mordiente a la historia de amor central, en otras como Dias de Trueno o Spy Game las relaciones sentimentales de los protagonistas carecían de la necesaria intensidad y química.

Curiosamente, existe una película que tal vez haya sido su más rotundo fracaso en taquilla, pero en la que, a mi parecer, Scott ha conseguido mostrar su lado más romántico y sensible, en algunas escenas. Se trata de "Revenge", película basada en un relato corto de Jim Harrison, incluída en su libro "Legends of the fall". Harrison es un autor poco conocido en España, pero de gran prestigio en Estados Unidos , sobre todo por sus descripciones de grandes espacios salvajes. No sé si es debido a la calidad del material original, pero en determinados momentos de la película el director logra escenas de corte mucho más intimista que en el resto de su filmografía, orientada casi siempre a la sensación de gran espectáculo.

Revenge narra una historia de amor imposible, triste y destructivo entre Jay Cochran (Kevin Costner), un piloto retirado de las Fuerzas Aéres estadounidenses, y Mireia (Madeleine Stowe), esposa de Tiburón Mendez (Anthony Quinn), un capo de la mafia mexicana que es a su vez el mejor amigo de Cochran. Pese a que ambos intentarán esconder sus sentimientos, al final estos terminarán haciendo erupción y destruyendo las vidas de todos los implicados. Tanto Mendez, en un primer momento, como Cochran después, ayudado por una pareja de vaqueros mejicanos (unos jovencísimos Miguel Ferrer y John Leguizamo), ejecutarán una venganza sin piedad... y sin sentido, pues a ninguno de ellos les servirá para recuperar a la mujer que aman.

No cabe duda de que la película tiene toda una serie de defectos que explican, pese a lo atractivo de su reparto, su fracaso crítico y de público. Sin entrar ya en las habituales rémoras del cine de Scott, la cinta sufre de una especie de indefinición puesto que no termina de decantarse por un género concreto: es un western crepúscular, una historia de amor, un thriller de acción, tiene elementos de cine negro...Además, el ritmo de la película no termina de despegar en ningún momento: cuando todos esperamos que Cochran empiece una espiral implacable de violencia, el parece ser completamente remiso, dejando el mando de la acción a los dos vaqueros mejicanos.

Sin embargo, hay un par de escenas de un romanticismo silencioso pero, por otra parte, desbocado, que para mí justifican ya la visión de la película. Una es el paseo en la playa de Cochran y Mireia, en el que ambos van descubriendo al otro y enamorándose sin remedio. Y otra, justo a continuación, en casa de Cochran, cuando está intentando preparar una limonada y la angustia que le invade le hace tirar todo al suelo. En ese momento, ella se acerca detrás suyo, descalza, y empieza a ayudarle a preparar la bebida, aprovechando el mínimo instante en que sus manos se rozan, al pasarse los limones, para sentir la piel de el. Y Cochran (nunca Kevin Costner estuvo más convincente y vulnerable) sigue con la limonada sin atreverse a volver la vista, sabiendo que si sus ojos se encuentran con los de ella ocurrirá algo irreparable.

Por desgracia, Scott se las arregla, más tarde, con sus efectismo habitual, para borrar la magia que estas escenas han dejado en el espectador; la definitiva consumación del amor entre la pareja se nos muestra más tarde con la típica con una escena de sexo videoclipera, en medio de cortinas vaporosas, focos al trasluz...Dando la impresión de que lo que hay en verdad no es una historia de amor, sino una pasión irrefrenable. Sensación que queda patente en el comienzo del viaje de ambos a la cabaña de Cochran, con secuencias de sexo que no desentonarían en "9 semanas y media".

Al final, y pese a la presencia de Anthony Quinn, en la que sin duda es una de sus últimas grandes interpretaciones, y a la apabullante belleza de Madeleine Stowe, la película deja un poso amargo. No solo por su desesperanzado final, sino por la sensación de oportunidad perdida por Scott de lograr una obra que trascendiera más allá de sus habituales encargos. Tras este fracaso, el director volvió a terrenos mucho más cómodos y rentables, dentro del cine de acción, en los que continúa en la actualidad y de los que no parece tener la más mínima intención de apartarse.

4 Comments:

Blogger refoworld said...

Qué grande Tony Scott y qué poco reconocido ha estado a lo largo de su carrera. Siempre fiel a sí mismo y con un estilo propio.

Me parece un tipo honesto, pese a lo pretencioso de su imaginería.

Su hermano Ridley podría aprender de él.

11:15 AM  
Blogger John Constantine said...

Directores muchísimo mas valorados en el cine de acción como Michael Bay han bebido, y mucho, del cine de Tony Scott. Aparte de que, mejor o peor, siempre ha sabido, a diferencia de otros directores, cuanto menos experimentar en cuanto a lo visual. Aunque luego los experimentos hayan podido salir mejor o peor, como en "EL fuego de la venganza" ó "Domino"

11:22 PM  
Blogger Ira said...

A mi lo que me ha impresionado es la escena de la limonada... no se como sera en la peli... pero aqui me ha puesto los pelos de punta.

12:27 AM  
Blogger John Constantine said...

Pues es... No sé, Kevin Costner es un tipo que, no sé si por falta de acierto o execeso orgullo, se ha cavado su propia tumba. Pero siempre hay un momento, en todas las etapas por las que ha pasado, enlas que ha dejado algún atisbo de la megaestrella que en un momento fué, o prometía ser. Y en esta escena, es que la demostración de vulnerabilidad y miedo que hace, es de impresión. Muy lejos de otras composiciones como "El guardaespaldas", mucho menos creíbles.

Y recomiendo especialment esu última película "Más allá del odio", en la que demuestra un potencial inmenso tanto para la comedia como para el drama.

8:10 AM  

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