El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Tuesday, July 11, 2006

Empeorando lo presente

Supongo que mi opinión está en franca minoría, pero después de ver el ya famoso episodio "Peligro sepulcral" de CSI (Las Vegas), dirigido por Quentin Tarantino, sigo pensando que el director se encuentra en un callejón sin salida tanto comercial como artístico.

Comercial porque, pese a que las dos entregas de Kill Bill funcionaron correctamente en taquilla, en el hipercompetitivo mundo del cine de serie A norteamericano no pueden ser consideradas como un éxito. Y mucho me temo que sus principales valedores, los hermanos Wenstein, no está dispuestos a arriesgar gran cantidad de dólares en una nueva aventura cinematográfica llena de homenajes al cine pop, pulp y de género más recalcitrante. Así, tanto su útima aventura en la producción, la insoportable "Hostel" como su próxima película "Grind House" carecen de presupuestos y estrellas importantes, y sólo el propio caché del director las salvan de caer de lleno en la serie "B".

Y artístico por que las señas de de identidad de Tarantino se han convertido claramente en tics, y éste parece incapaz de descubrir nuevas formas de expresar su innngable talento visual.Por que si algo deja claro este episodio de CSI es la incapacidad de Tarantino de aparcar o, cuanto menos, actualizar sus constantes cinematográficas: los dialogos interminables con referencias a la cultura de masas, su afición a desnaturalizar la violencia con un humor más o menos discutible, su gusto por lo macabro y sangriento, por la manipulación del lenguaje cinematográfico (la secuencia de la autopsia de Nick)... Confieso que, en una serie como ésta, que siempre ha tratado con elegancia exquisita los detalles más sangrientos, y también los más emocionales del mundo del crimen, hubo momentos en los que sentí indignación por la despreocupación y arrogancia de Tarantino al acercarse a un mundo que, si bien está muy cercano a su universo personal, se me antojó demasiado grande y sutil para sus posibilidades.

Al final, lo que hemos obtenido es un episodio efectista, de muy buena factura técnica, que habrá satisfecho a sus incondicionales y a los amantes del cine más angustioso, pero que se olvida con facilidad una vez desconectado el mando de la TV.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

¿Por qué nos entusiasma CSI? Tal vez sea ese esfuerzo 'científico' para el que tantos estamos privados. Esa escenografía del crimen y del horror que los expertos forenses aprecian con distancia... ¿Por qué le ponemos tantos reparos a Tarantino? Quizá sea su grandilocuencia, el saberse artista expresivo, nada menos. Quizá sea ese afán por epatar al burgués con salpicaduras de sangre, con cercos misteriosos, con violencia escénica. No sé, comparto los reparos de John Constantine. Lo que en mi memoria quedará no son Samuel L. Jackson ni Travolta ni Willis. Lo que en mi retina permanece es el mejor personaje inventado por Tarantino: el Señor Lobo, aquel que, interpretado por Harvey Keitel, arreglaba problemas. Lo confundo con el estanquero de Paul Auster. ¿Por qué no...?

Fdo.: Justo Serna

4:35 AM  

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