El Blog de John Constantine

Impresiones de un bastardo profesional.

Sunday, June 10, 2007

Y para terminar dos recomendaciones:

El nº 1 (que el anterior fue el 0, listillos) de la revista PDF. Tan bueno como el anterior aunque ya no hablen de el menda. Mención especial, para los seguidores del comic de tipos en pijama (ergo superhéroes), de este artículo, que dice a las claras en que se ha convertido lo que en los 80 nos dió obras como Watchmen, V de Vendetta, El regreso del señor de la noche y otros.

Y, tambien desde Argentina (pero residente en Madrid), Menosprecio de corte y alabanza de aldea. El blog que uno aspira a ser toda su vida y nunca será. Música, tv, política, pensamientos personales... El otro día ojeé todo su histórico, y existen muuuchas novelas que me han gustado menos.

¿Qué demonios tienen estos argentinos para poder mirar así la realidad, con esa mezcla de elegancia, pesadumbre y al mismo tiempo, esperanza?

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Y luego nos quejamos...

Domingo, 11 de la mañana. Enciendo la radio para oir "A vivir que son dos días", el programa de la catalanísima, barcelonísima, enrolladísima, informadísima y conspicua Angels Barcelló. No por oirla a ella. Es uno de esos locutores (o comunicadores, como se lleva ahora) que sabes lo que van a decir , y la frase usada para ello, antes de que lo digan. Lo hago por oir la sección de cultura que lleva junto a Santiago Segurola, alguien que al menos sabe del tema.

De los aprox. 23 minutos que duró la sección de CULTURA, la Barcelló se pasó mas de 15 hablando de la jornada de fútbol de ayer.

Sin comentarios.

Dejo para otro día el discutir porqué en la SER ciudades como Valladolid, León,Lugo etc, sólo son mentadas cuando ocurre algún siniestro o presunto caso de corrupción. Mientras que Barcelona y, en menor medida, Madrid, son la cuna de las artes, las ciencias y lo que se mueve en Spain.

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Fuera disfraces

Uno de los placeres culpables que confieso indisimuladamente es el cine de Tony Scott. Que critiquen lo que quieran, que gente con criterio hay en todas partes. Pero me da la impresión de que un tipo que ha sobrevivido 30 años realizando cine de género no puede ser tan malo. Y más, viendo como las pretendidas promesas o superestrellas de este tipo de cine son incapaces de llevar una carrera medianamente coherente. ¿Que ha sido de Stephen Sommers ("La momia, "Van Helsing"), de Antoine Fucqua ("Training Day")? ¿No es lamentable la trayectoria de Michael Bay, sin duda el más rendido imitador -que no admirador- de Scott, incapaz desde hace años de ofrecer una película decente?

Hace poco, viendo en DVD lo último de Scott, "Deja VU", no dejé de admitir las lagunas que el film ofrecía, producto sobre todo de su guión. Pero a pesar de todo, y sin inventarse ningún recurso narrativo, estilístico o tecnológico, y utilizando las mismas herramientas cinematográficas que llevamos viendo desde los ya lejanos tiempos de "Top Gun", Scott conseguía un producto de entretenimiento perfectamente llevado que , al que esto escribe y a bastantes de sus conocidos, le satisfizo plenamente y mantuvo pegado a su sillón durante toda la duración de la película.

Pues bien, parte (no toda por fortuna) de esa crítica que lapida indisolublemente cada nueva obra de Scott, ha acogido con bondadosa indulgencia en Cannes la nueva obra de Tarantino, "Death Proof", una desvergonzada masturbación -no homenaje- que el autor de Pulp Fiction ha realizado en torno a sus mitos de la serie Z (que no de la serie B). Ante esta auténtica meada fuera del tiesto, gran parte de los cronistas oficiales ha sonreido con comprensión y disculpado la bufonada del ex-empleado de videoclub, alabando en todo caso su innegable maestría visual.

Acabáramos. Nos pasamos gran parte de la década de los 90 alabando a un fulano que iba a revolucionar la cinematografía mundial, y al final vemos que , cuando no puede parasitar a los grandes de la moderna novela negra (Elmore Leonard, Westlake), sólo tenemos a un tipo que sabe colocar y mover la cámara. Vaya, si resulta que el rey está desnudo. Es que, por no tener, Tarantino demuestra no tener ni inteligencia. Gran parte del atractivo de estas películas reside en el humor que destilan su falta de recursos. Pretender hacer una película de cine trash con los medios de una producción de serie A de Hollywood es una intentona destinada al fracaso. Intentona cobarde, además en mi opinión, cuando viene avalada por toda la máquina publicitaria y económica de los hermanos Weinstein.

Mención aparte merece el inefable director del Festival de Cannes, el ínclito Gilles Jacob. Alguien tan pagado de sí mismo como para considerarse el descubridor de Tarantino o Wong Kar Wai, y de arropar a sus muchachos presentando a concurso sus últimas obras aunque esten pendientes de montaje, en el caso del Hogkonés (¿se dice así?), o de que se trate de auténticos delirios bizarre como es el caso de "Death Proof"

En fin, que los peores augurios que cité con ocasión de "CSI: peligro sepulcral" se han cumplido.

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Monday, June 04, 2007

Soy un capullo (creo)

No tengo muy claro si hacerse mayor es hacerse más capullo.

En mi caso, si que sé que soy ahora más gilipollas que antes. O que cuanto más pasa el tiempo mas capullo me vuelvo. En principio uno tiene la ventaja de que se da cuenta de esto; el problema está en que, a diferencia de cuando era más joven, me importa tres pepinos.

No sé si debe a que la madurez implica una mayor aceptación de uno mismo (lo dudo, rara vez me aguanto y no recuerdo la última vez me sentí satisfecho o conforme conmigo mismo). En el caso de cierta gente es cierto, no hay más que mirar la cantidad de gente satisfecha de haberse conocido. Lo que a mi me ocurre es que, cuando veo a esta gente, o a mucha más, descubre uno defectillos, como mínimo, que tienden a jorobar la opinión formada en torno a ellos. Y ya no en plan personal, sino profesional. Con lo cual uno llega y ve que si gente, en principio mucho más brillante que él, se permite este tipo de comportamientos, ¿porque no ahcerlo uno, en el que se va a notar mucho menos?

Esto mismo me pasó oyendo el programa "La ventana" hace un par de meses, o así. El motivo era la feria del libro, creo recordar. Sabiendo el programa, la cadena y la presentadora que uno tenía en frente, pues tampoco esperaba mucho. Nunca he pensado, que conste, que para ser periodista tengas que ser una computadora multidisciplinar. Pero sí que, cuando se supone que tienes que informarte, o dirigirte, a amplias masas de gente, deberías tener una formación cultural superior a la media. Pues ni por esas. Los/Las presentadores/as de la SER (que es, más que nada por desgana, la cadena que suelo oir, tapándome eso sí la nariz, a veces) adolecen de una verdadera formación cultural. De los temas, libros y películas de moda, entienden mucho. Pero en cuanto el libro no es el último lanzamiento de alguno de sus amiguetes (Millás, p.e.) o la película no es el blockbuster patrocinado por sus anunciantes o la peli de la que todo el mundo habla, sus verguenzas quedan al aire ondeando el viento.

Bueno, que me pierdo. El caso es que la efeméride se conmemoraba hablando de "El conde de MonteCristo" y para ello se llevó a Almudena Grandes, escritora a la que no he tenido el ¿gusto? de leer por no atraerme su universo, pero por la que uno sentía determinado respeto merced a su trayectoria profesional. Hasta ese momento, claro. Porque cuando la Sra Grandes comenzó a hablar del libro, me sentí increíblemente intrigado por saber la versión en cine de la novela que se había mirado por encima para hablar de la obra de Dumas. La cantidad de inexactitudes, medias verdades e incluso invenciones que se sacó de la manga en menos de cinco minutos, es que no aparecen en la mayoría de las adaptaciones. Vamos, que medio mirando cualquiera de las más modernas hubiera dado más en el blanco.

El colmo del ridículo fue cuando la Grandes mencionó, medio de pasadilla, los rumores que decían que "El Conde..." fue escrito por los negros de Dumas, desechando esa hipótesis de un elegante plumazo con la frase "...pero eso se ha dicho de todos los autores". Está claro que, si en algún momento el mensa había abrigado al esperanza de que nuestra sinpar novelista conociera la colaboración entre Dumas y Maquet, reconocida por ambos, por la historia, y por el pueblo francés (que enterró a este último en el panteón de hombres ilustres siendo un "negro"), pues esta esperanza se fué por el inodoro. Ignoro si la mención a los "negros" literarios hizo sentirse incomoda, por alguna extraña razón, a la escritora, o existen motivos sexuales o incluso racistas de profundo y desconocido calado.

Pero vamos, que cuando ves a una persona que destaca en su profesión, una persona de méritos reconocidos, cagarla de manera tan miserable en, precisamente, el campo que domina, te entra una enorme tristeza. Porque el asunto ese de "los modelos" de comportamiento, que tanto gusta usar a filósofos y pensadores, se te va por el retrete. Que sabes , y ves, que aunque una persona sea muy buena en lo suyo, no es impedimento para que sea gilipollas. O mienta. O trate de hacerse la lista. O...

Y al ver a esa gente hacer eso ¿qué motivación encuentra uno para intentar no ser tan capullo cada día?


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